Hace unos días planteé una pregunta acerca de la figura de Ramatís en el ‘espiritismo oficial’ (si es que existe tal espiritismo entre la amplia diversidad de grupos autodenominados espíritas en el mundo) en el grupo discusión de yahoo Espiritismo Estudios.
Un amigo de dicho grupo ha sido tan amable de responder a mi pregunta de una manera tan extensa y detallada que creo que merece una entrada en este blog continuando el tema de Ramatís.
Buenos días T. (Neo):
En la cuestión 104 de El Libro de los Espíritus, queda presentada dentro de la categoría de los Espíritus Imperfectos, la subcategoría de los espíritus de falsa instrucción o también denominados pseudo-sabios:
«Sus conocimientos son bastante extensos, pero creen saber más de lo que en realidad saben. Habiendo realizado algunos progresos desde diferentes puntos de vista, su lenguaje tiene un carácter serio, capaz de inducir a error respecto a su capacidad y a sus luces. Pero suele ser a menudo sólo un reflejo de los prejuicios e ideas sectarias de la vida terrena. Se trata de una mezcla de algunas verdades junto a los errores más absurdos, en medio de los cuales se transparentan la presunción y el orgullo, los celos y la terquedad de que no han podido despojarse.»
En el Capítulo XXXI de El Libro de los Médiums, una observación de Allan Kardec después de una comunicación del Espíritu Erasto dice lo siguiente:
«La mejor garantía para que un principio sea la expresión de la verdad, es cuando ha sido enseñado y revelado por diferentes Espíritus, por diferentes médiums extraños los unos a los otros y en diferentes lugares, y cuando además está confirmado por la razón y sancionado por la adhesión del mayor número. Sólo la verdad puede poner raíces a una doctrina; un sistema erróneo puede reclutar algunos adeptos, pero como le falta la primera condición de vitalidad, sólo tiene una existencia efímera; por esta razón no es necesario inquietarse; él mismo se mata por sus propios errores y caerá inevitablemente ante el arma poderosa de la lógica.»
El Codificador del Espiritismo, ya se adelantaba en cuanto a la creencia de todas las informaciones que venían del plano espiritual y más en concreto de todos los espíritus en el ítem 300 de El Libro de los Médiums:
«Algunos dirán, ¿para qué sirve la enseñanza de los Espíritus, si no nos ofrece más certeza que la enseñanza de los hombres? La respuesta es muy fácil. No aceptamos con igual confianza la enseñanza de todos los hombres y entre dos doctrinas, damos preferencia a aquella cuyo autor nos parece más ilustrado, más capaz, más juicioso, menos accesible a las pasiones; lo mismo debe hacerse con los Espíritus. Si entre ellos hay que no están más adelantados que la Humanidad, hay muchos que la han sobrepasado y éstos pueden darnos instrucciones que en vano quisiéramos recibir de los hombres más instruidos. Es menester que nos dediquemos a distinguirles de la turba de Espíritus inferiores, si uno quiere ilustrarse, y esta distinción conduce al conocimiento profundo del Espiritismo. Pero estas instrucciones tienen también un límite, y si a los Espíritus no les es dado el saberlo todo, con mucha más razón debe suceder lo mismo con los hombres. Hay, pues, cosas que se preguntarían en vano, sea porque les está prohibido revelarlas, sea porque las ignoran ellos mismos, y sobre las cuales sólo pueden darnos su opinión personal; los Espíritus orgullosos dan estas opiniones personales como verdades absolutas. Insisten sobre todo en querer decir lo que debe estar oculto, como el porvenir y el principio de las cosas con el fin de darse la importancia de estar en posesión de los secretos de Dios; en estos puntos sobre todo es en donde hay más contradicciones.»
No podemos dejar de lado el famoso y destacable ítem 230 de El Libro de los Médiums, en el que Erasto nos indica entre otras que:
«(…)Desde que aparezca una opinión nueva, por poco que la creáis dudosa, pasadla por el tamiz de la razón y de la lógica; lo que la razón y el buen sentido reprueban, rechazadlo con vigor; más vale rechazar diez verdades que admitir una sola mentira, una sola teoría falsa. En efecto, sobre esta teoría podéis edificar todo un sistema que se derrumbaría al primer soplo de la verdad como un monumento construido sobre la arena movediza, mientras que si hoy rechazáis ciertas verdades porque no se os demuestran lógica y claramente, muy pronto un hecho brusco o una demostración irrefutable vendrá a afirmaros en la autenticidad.»
En la Revista Espírita, Febrero de 1858 Allan Kardec nos indica:
«Los creyentes tienen tres vertientes bien caracterizadas: los que no ven estos experiencias, sino una desviación, un pasatiempo … pero no van más allá. Hay, pues, la gente seria, educada, atenta, que no se le escapa ningún
detalle, y para el cual las cosas más pequeñas son el objeto de estudio. Luego vienen, los ultra-creyentes, los creyentes ciegos, a los que se les puede censurar por un exceso de credulidad, a los que la fe, poco informada, les da una total confianza en los espíritus…»En cuanto al obligado análisis de las comunicaciones que recibamos o tengamos frente nuestro, el ítem 266 del mencionado libro indica:
«Sometiendo todas la comunicaciones a un examen escrupuloso, escudriñando y analizando el pensamiento y las expresiones, como se hace cuando se trata de juzgar una obra literaria, rechazando sin vacilar todo lo que peca por la lógica y el buen sentido, todo lo que desmienten el carácter del Espíritu que se tiene por presentado, desanima a los Espíritus falaces que acaban por retirarse, bien convencidos de que no pueden engañarnos. Lo repetimos, este medio es el sólo, pero infalible, porque no hay malas comunicaciones que pueden resistir a una crítica rigurosa. Los Espíritus buenos nunca se ofenden por esto, puesto que ellos mismos lo aconsejan, y porque nada tienen que temer del examen; sólo los malos son los que se formalizan y quieren disuadir, porque lo pierden todo y por lo mismo prueban que son.
Sobre este asunto aquí está el consejo dado por San Luis:
Cualquiera que sea la confianza legítima que os inspiren los Espíritus que presiden vuestros trabajos, la recomendación que no nos cansaríamos de repetir y que tendrías que tener siempre en la memoria cuando os entregáis a vuestros estudios, es que penséis y maduréis, que sometáis a la prueba de la razón más severa, todas las comunicaciones que recibís; que no descuidéis, desde que un punto os parezca sospechoso, dudoso u obscuro, pedir las explicaciones necesarias para poderos fijar con precisión.»
Ante todo ello, podemos establecer que Ramatís, no se trata de un espíritu inmerso en el conocimiento de la Doctrina Espírita o Espiritismo. Más bien lo podemos calificar como espiritualista, y lógicamente como pseud-sabio. No dudamos de su existencia así como de la labor del elevado número de médiums que han recibido sus mensajes.
Dejando de lado las posibilidades anímicas de los médiums, observamos en las comunicaciones de Ramatis numerosos aspectos, unos contrarios a la Doctrina Espírita, otros que el tiempo ha ido demostrando que no han sido verdad, con lo que tenemos circunstancias más que suficientes para rechazar la información ofrecida por este espíritu o al menos para no tenerla en consideración en el seno espíritu. Si bien, sus comunicaciones nos sirven de práctica para un examen escrupuloso, escudriñando y analizando el pensamiento y las expresiones y para pasarla por el tamiz de la razón y de la lógica puesto que más vale rechazar diez verdades que aceptar una sola mentira…
Analizando algunos aspectos erróneos de Ramatis (por ser contrarios a la Doctrina Espírita, o por tener errores manifiestos), citaremos algunos:
Astrología:
Jesús:
Métodos anticonceptivos:
Fin de los tiempos:
Inciensos, amuletos, talismanes…:
Lógicamente la comparación entre la Doctrina Espírita y Ramatís no termina aquí, hay muchas otras de las cuestiones «extrañas» que nos podemos econtrar en las comunicaciones de Ramatis, sin que hagamos de ello que sólo sean las únicas, únicamente citaré algunas:
En El Libro de los Médiums, en el ítem 289 en referencia a las Preguntas sobre el Porvenir:
¿Pueden los Espíritus hacernos conocer el porvenir?
Si el nombre conociera el porvenir descuidaría el presente. Este es un asunto sobre el cual insistís siempre para obtener una respuesta precisa; es un gran mal, porque la manifestación de los Espíritus no es un medio de adivinación. Si os empeñáis en querer una respuesta se os dará por un Espíritu duende; os lo decimos a cada momento. (Véase El libro de los Espíritus, Conocimiento del porvenir, número 868).
¿Cuál es el objeto de los Espíritus que anuncian espontáneamente acontecimientos que no tienen lugar?
Lo más a menudo es para divertirse de la credulidad, del miedo o de la alegría que causan; después se ríen de la contrariedad. Estas predicciones engañosas tienen, algunas veces, un objeto más formal y es el de poner a prueba a aquel a quien se hacen, a fin de ver el modo como toma la cosa y la naturaleza de sentimientos buenos o malos que hace nacer en él.
En aras a la brevedad, quiero terminar reproduciendo las palabras de José Herculano Pires en su libro Mediumnidad, cuando dice: «La obra de Kardec es la brújula en que podemos confiar. Es la piedra de toque podemos usar para contrastar la legitimidad o no de las piedras aparentemente preciosas que los buscadores de piedras preciosas nos quieren vender. Esa obra reposa en la experiencia de Kardec y en el Espíritu de Verdad. Si no confiamos en ella, es mejor abandonar el Espiritismo. No hay maestros espirituales en esta hora de pruebas, que es semejante a la hora de los exámenes en una escuela del mundo. Jesús nos podría responder, delante de nuestra búsqueda comodista de nuevos maestros, como Abraham respondió al rico de la parábola: «Por qué debería mandaros nuevos maestros, si tenéis con vosotros la Codificación y los Evangelios?».
Espero haya servido de ayuda,
Xavi
Ha sido de gran ayuda.
Gracias Xavi.
Hablando de espíritus 